Ana Polar
India sin duda marcó un antes y un después en mi vida. La inquietud que tenía de ir a las naciones tomó forma en este viaje de maneras que hasta ahora me siguen retando. A los 16 años yo sabía que no estaba capacitada para ir al otro lado del mundo y me sentía la más vulnerable al saber que mi falta de experiencia en misiones fuera evidente.
En medio de la duda, India fue un lugar que me abrazó con la seguridad de que Dios me escoge y capacita para hacer su obra. Pude experimentar al Dios bueno y vivo en medio de los lugares más oscuros de la tierra, al orar por gente enferma, visitar iglesias en casas y compartir con población Hindú. Fui testigo del poder de la oración y el clamor de un pueblo perseguido por el evangelio. India por siempre será el inicio de una carga en mí por las naciones y el despertar de una consciencia de la vida radical que muchos viven por Él.